La finalidad del código Bidi es dar toda la información que se quiera facilitar al usuario sobre su marca o sobre un tema, haciendo que su logo no esté directamente a la vista. Ésta es una ventaja a la hora de alquilar servicios o vender gadgets ya costumizados con el nombre de un cliente.
Camisetas, tarjetas de visita, vallas publicitarias, anuncios de prensa, emails, material grafico, stands y uniformes son algunos de los soportes de esta tecnología que no requiere de un tamaño estándar para ser aplicada. Cuando un usuario acerca la cámara de su smartphone al badge, este genera un código que le puede enlazar automáticamente con una página web, enviar un sms, marcar un número de teléfono y, más importante aún, puede recopilar datos sobre los usuarios: una publicidad en doble sentido.
El Bidi se puede ver como una evolución del código de barras. . Lo inventó la compañía japonés Denso-Wave en 1994 para leer los datos de una forma más rápida (por eso el código es llamado también QR, del inglés “Quick Response”).
Este sistema convierte una dirección de correo electrónico o un URL en una matriz de puntos. De esta forma la empresa transmite información, sin tener que plasmarla toda en el mismo formato.
La penetración masiva de los smartphones, la cantidad de aplicaciones que escanean los códigos y la búsqueda de un carácter más sostenible en los eventos son la clave para el éxito de este pequeña pero efectiva fuente de información. David Lizarraga de Paff afirma: “Los Bidi son una nueva herramienta para crear interacciones de lo offline a lo online y el 2011 será el año en que por fin alcanzarán un nivel superior en el mercado”.
Y de hecho las empresas ya lo están utilizando para promocionarse. “Hemos propuesto a una famosa marca de alcohol adaptar el tradicional “Rasca y gana” a este nuevo sistema: el sistema genera un código que asigna premios a los participantes”. Pero esta vez la que gana es también la compañía: ¡gadgets a cambio de feedbacks!
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